Está claro que la función principal de un toldo es proteger del sol. Pero hay otros factores a tener en cuenta a la hora de instalar uno.
Una de las características en las que debemos fiarnos es en la tela del toldo.
Por un lado, debemos pensar en el color. Estudios recientes señalan que de la elección del color de la lona dependerá la sensación de confort y bienestar. Pero, el tono de la lona no es siempre cuestión de gusto. Hay factores que condicionan su elección. Vivir en un bloque de pisos o en una casa adosada obliga a elegir el mismo color que el de los vecinos para conseguir una fachada homogénea.
Respecto a los tipos de colores, existen combinaciones de colores, o bien colores lisos. Estos últimos son los ideales para tiendas. Por contra, para bloques de pisos está más de moda ahora los colores fantasía. Por último, están los «estampados» y los diferentes por las dos caras.
Lo más común es que los tonos más oscuros tienden a perder color antes, mientras que los claros mantienen durante mayor tiempo su proporción de color.
Por otro lado, atendiendo a la protección de la radiación solar, generalmente cuanto más oscuro es el color escogido más elevado es el porcentaje de los rayos UVA y UVB filtrados.
Si la terraza es muy soleada conviene optar por tonos frescos pero intensos, como el verde. Los toldos blancos, marfiles o amarillos sólo son aconsejables en terrazas muy umbrías, y es importante tener en cuenta que son colores luminosos, pero también muy sucios y hay que lavarlos muy a menudo. Por lo general, en las grandes ciudades convienen colores sufridos para que la suciedad pase desapercibida.
En cuanto al bienestar, evidente es que el color influye en la atmósfera o ambiente que se tendrá bajo la lona. La luz del sol sufre una modificación al filtrarse a través de la fibra, modificando de esta manera nuestra percepción, «enfriando » o «calentando» el tono natural de la luz.
Se percibirá frescor y tranquilidad debajo de una lona de color frío, mientras que una de tonos cálidos aportará un ambiente más sociable y estimulante. El blanco o el gris, en cambio, modifican muy levemente, creando una atmósfera relajada y templada.
Por último, no hay que olvidarse de la necesaria protección visual que la sensibilidad de nuestros ojos necesita, evitando así cualquier fenómeno de deslumbramiento e incomodidad visual.